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TETUMA-9

TETUMA-9

9.- El curso académico estaba apunto de terminarse. Lidia estaba totalmente agobiada. Los exámenes de medicina no le preocupaban, pues ya de pequeña, su padre neurocirujano, la instruía como una alumna. Ya de bien pequeña asistía a las proyecciones de videos sobre operaciones. Su padre, el Dr. Parramón, los narraba bajo la atención de su pequeña. Ya a los 15 años tenia sobrados  conocimientos del cuerpo humano. Incluso había estado en la morgue un aniversario que papa tenia que trabajar y se empeñó en ir a verlo para que tomara su trozo de tarta. Pero el cuerpo que le había tocado en practica le resultaba morbosamente familiar. El cuerpo de aquella mujer le daba un giro en el estomago que no podía soportar. Aquella iba a ser la última vivisección y extirpación de órganos internos. Iban a inspeccionar el aparato reproductor femenino. Aquello le horrorizaba, nunca se había sentido así. Pero el profesor dio inicio a la sesión. Con un afilado bisturí, secciono parte de la zona inguinal. Separo con una incisión desde el pubis al ombligo. Separo la piel y las partes blandas, accediendo a la matriz. Antes de abrir el órgano. Detectó que una pieza metaliza parecía asomar por el cuello de útero. Trago la saliva y de un rápido gesto, secciono la parte que aprisionaba el metal, apareciendo una llave de consigna. La sorpresa de Lidia no impidió que de se apoderara de la llave sin haber llamado la atención de su compañero de clase, Siguió la clase pensando que seria aquella llave y quien debía ser su compañera de fatigas. Aquel sería su último día y sabia que la extrañaría. Pensó que quería saber mas.

La tarde era muy calurosa. Al salir de clase, se fue a casa rápidamente, pensando que estaría sola. Las reformas no habían acabado, lo único que apareció en el falso techo de la cocina eran unas viejas fotos. Estaban esparcidas por toda la cocina. Después de tirar los últimos escombros de la cocina, Chus y su compinche se marcharon asegurando que al DIA siguiente iban a comenzar las obras. Cuando se marcharon, Lidia se dirigió al comedor para tomar la cena del  frigorífico. Era su nueva ubicación. Al pasar por el lugar donde se levantaba la cocina, miro que las fotos estaban esparcidas por el suelo. Paso de largo y se dirigió al asalto del  frigorífico. Después de saciar el hambre, al volver a pasar por la antigua cocina. Reparo en las viejas fotografiás. El papel estaba quemado por los años que habían pasado olvidadas en el falso techo. Eran de los 60, en ellas aparecían tres mujeres. Eran fotos de viajes. Habían también de la Estación de Francia de Barcelona. Pero siempre eran despedidas. Lidia recogió un puñado de fotos viejas y las llevo a su habitación. En la otra mano llevaba un bocadillo de salchichón y una cola Light. Estaba dispuesta a mirarlas y imaginar. Se sentó sobre la cama y empezó. Las mujeres iban vestidas a la moda hippie. La verdad parecían extranjeras. Las dos chicas mas jóvenes lucían pantalones de pata de elefante y tocados súper hipies. La otra parecía mas mayor, pero a la vez mas bella. Era una mujer morena de piel canela. Que se ponía la ropa de sus hijas. Al pasar las última foto, un sudor helado le invadió el cuerpo: había una foto de la mujer viviseccionada. No podía creerlo. No sabia que hacer. Después de calmarse pensó en explicárselo a carmes, que esa noche venia de Marrakech. Le preguntaría si conocía a la señora de la foto. En ese momento llegó Karina de la facultad, o eso era lo que le contaba a Lidia. Lidia era la que mas convivía con Karina, Carmen como siempre estaba de viaje no pasaba ni 10 días en el piso. Estaba totalmente segura que la rusita estaba haciendo de puta y que usaba su cama los fines de semana. Olía siempre las sabanas y olían a sexo. Y además, nunca la vio preparar un examen. Por lo demás, era la compañera perfecta. No era demasiado guarra, respetaba la comida. Cuando llegaba de fuera se encerraba con el ordenador en su habitación hasta altas horas. No tenia horarios ni disciplina, Al principio no quería irse los fines de semana a Lérida a casa de sus padres. Pero la familia la reclamaba. No se hablaron mas que aquel gélido  adiós. No hacia falta, era tarde  y Lidia se durmió.

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