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TETUMA-11

Chus estaba impaciente. El Rubio, se estaba retrasando. Un timbre de móvil rompió el silencio.

-¿Sí? Dígame. -Chus, soy el "Rubio". No se llegar a tu casa, esto parece Islamabad. Joder! Todo está lleno de pakistanís. Estoy en Santa Pau, justo donde empieza una gran avenida.

-Coño! Que eso es la Rambla del Raval. Mira, sigue recto, dirección montaña, hasta donde estaba el bar de la Rubia. Mira, "la Fragua" tiene el mismo nombre. En la esquina de la calle hospital te espero, cuelgo.

Después de seguir las indicaciones, vio a Chus en el lugar convenido.  El saludo fue efusivo, después de tantos años, se hablaban como si solo hubiesen pasado unos segundos desde su separación.

Peque bien estas, Chus, joder. Te han ido bien las cosas. Además, el favor que te han hecho en la calle Cadena. Todos los garitos de tu madre, han quedado en el lado bueno. Siempre había tenido contactos con el ayuntamiento. Lo de pasarle la "coca" y el Chocolate" al alcalde, le ha ido de muerte. ¿Y como esta tu vieja Chus?

-Rubio, que las cosas han cambiado mucho, además la vieja a palmado. El "Rubio no podía salir de su asombro. Soltando un sonoro -No me jodas; como que no me has dicho nada, joder.

Chus le miro con cara de asco y le replicó.

 -Pero déjate de ostias, y vayamos al lio. ¿Ya has buscado al tercer hombre?

-No te preocupes, tengo a quien Buscamos. He quedado con el en el "Delfín" en el Borne. Pensaba hacer un menú y cerrar el tema. Pero Chus: ¿De que va el lio?

A lo qué le replicó. -Vamos tirando pal Borne y te explico por el camino.

-Venga, vamos, por aquí mismo, por hospital.

Por el camino, Chus le explico que tenia alquilado el piso de su madre a tres estudiantes que estaban de muerte. Que su madre lo había desheredado, pero no aparecía el testamento. Además, le dejo una tarjeta de un trastero para que la guardara su madre, en el que tenía almacenados 100 kilos de coca y dos botellas de litro de GHB o también llamado éxtasis líquido, una droga peligrosa que tiene efectos impredecibles en el cuerpo humano. Resultaba que había robado la droga a unos traficantes pakistanís que Vivian el la calle Sadurni. Esa era la razón por la que Chus, solo podía confiar en su amigo del alma para solucionar el atolladero.

Si no encontraba la llave y abría la puerta antes de final de septiembre, le iban a cortar las pelotas y hacérselas tragar.

Siguieron caminando hasta llegar al Pla de la boqueria, atravesaron la Rambla y enfilaron por la calle Fernando.

De repente Chus afirmo: - Estoy seguro que se quedo el testamento y la tarjeta en algún libro. Tengo el presentimiento que lo que buscamos esta en Méjico, en TETUMA.

-Mi madre se carteaba con un señor mejicano que conoció en internet. Se intercambiaban viejos libros de poesía. Luego en el chat, hablaban de poesía como cuando haces guarradas.

El miro con cara de póker, a lo que replico. –Dime que no pensaras ir a Méjico? Que tengo el marrón de la avioneta.

El rubio había sido fichado por la DEA, en Acapulco estuvo dos años regentando un bar del los Hermanos Arellano Félix, del cartel de Tijuana. Hizo buenas migas con el pequeño. Se había hecho fotos junto al menor de los Arellano junto narcos mejicanos y colombianos. Posando con armas, con golfas, y con joyas o alijos de todo tipo de drogas.

El “Rubio” exclamo: - No me líes Chus, me habías dicho que no era nada peligroso. Solo que pise suelo mejicano me trincaran y me extraditaran a los Estados Unidos. Ni hablar.

A lo que le replico: -Lo tengo todo arreglado. Papelas, pasta, pasaportes digitales. Tengo un colega en los mossos de Escuadra. Te acuerdas del Skín, del Dímas, el que venia a comprarle a mi vieja para su padre, el jefe de la urbana.- Lo recuerdo. – Pues es el “Intendet”, el que manda en los Mossos. Y le gustan más las drogas que a su padre. No te preocupes de na. Ademas, de eso hace mucho, y la vida te ha castigado. Mírate, medio calvo con coleta y barrigón cervecero. Siempre has sido un “destroller.”

-Chus.

-Dime.

-Decididamente. Eres un HIJO DE PUTA.

-Gracias por el cumplido, pero mira que estamos llegando. Ah! ¿Sabes que estuve comiendo en “El Bullí”?

-Y que tal?

-Bah. Como la barraca de la Señora Sara. Que  te picaba el hielo te metía un lingotazo de menta y cazalla y lo vendía a los niños. Una mierda.

-Vale.

Pararon al final del Paseo del Borne, delante del delfín allí estaba el tercer hombre. La pieza que iba a dar los músculos a la aventura.

 

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